En cuanto acto creativo, la escritura además nos pone cara a cara con el temido fantasma de la libertad, ante el cual la mayor parte de los mortales no sabemos más qué hacer sino constatar que las propias cadenas estén firmes en su lugar. Así entonces, no es exageración decir que quien asume la escritura libre, ociosa y creativa ?sea cual fuere su resultado?, comienza a vencer el temor a la libertad, a ser menos esclavo, a ser más sí mismo. La escritura es, además, un acto de sedición contra la hegemonía de las letras, rebeldía contra el discurso del amo según el cual son sólo unos pocos escritores, elegidos por poderosos editores, de quienes el rebaño (de lectores) debe beber. Simplemente no hay por qué aceptar como destino, sin más ni más, el rol de lectores, y en especial hoy, cuando los medios para escribir y publicar ya no constituyen la mayor limitante. En este sentido, al proponernos publicar los cuentos como un libro libre, abierto, nos manifestamos contra esa arrolladora tendencia a usar los medios de divulgación masiva para la estulticia. Tampoco hay por qué resignarnos a ello y en nuestras manos tenemos la maravillosa oportunidad de poner un granito de arena para contribuir a transformar esa realidad. Aquí, entonces, las palabras de nuestros pioneros, quienes tuvieron el valor de compartir con nosotros sus creaciones. A ellos nuestra admiración, respeto y gratitud por aceptar la invitación, por trazarnos un camino que, esperamos, sea de largo aliento. Qué mejor tributo pues para nuestra lengua ?de la cual tanto tenemos por qué enorgullecernos? que reinventarla mediante la creación literaria